Una Forma Diferente de Explicar la Terapia Craneosacral

Recientemente, en mi imaginación, he tenido la oportunidad de conversar con el mítico sabio sufí Mullah Nasrudín.

Un personaje muy peculiar, que siempre encuentra formas inesperadas de explicar las cosas, y me ha comentado su perspectiva única sobre la Terapia Biodinámica Craneosacral.

Y claro, no podía dejar de compartírtela

Quizás te interese saber su opinión

Quizás no

Bueno… yo de todas maneras te la dejo por aquí y tú ya verás lo que haces con ella.

Imagínatelo sentado bajo un árbol, con su burro descansando cerca, mientras comparte su sabiduría entre bromas y profundas reflexiones. Y aunque Nasrudín hable con humor, lo que dice tiene una verdad que merece escucharse.

O al menos eso me parece a mí.

Contacto

 ¿Estás listo para comenzar tu proceso de sanación?

El burro y el sistema nervioso: “La calma no llega a gritos”

—Mira, amigo, te lo voy a decir claro. Si quiero que mi burro camine, no le grito ni lo empujo. Solo lo acaricio, lo dejo respirar y le hago saber que todo está bien. Entonces, empieza a caminar solo.

Si quiere, claro que sí, y si no, pues no hay manera.

Nasrudín tiene razón. Nuestro sistema nervioso funciona igual. Muchas veces vivimos en modo de “alerta constante”, como si lleváramos una carga pesada que nunca soltamos. En la Terapia Biodinámica Craneosacral, el primer paso es ayudar al cuerpo a cambiar de marcha, pasando del modo de activación —donde todo parece urgente y tenso— al modo de descanso y reparación, donde todo puede fluir con calma y armonía.

“Si quiero que mi burro camine, no le grito ni lo empujo. Solo lo acaricio, lo dejo respirar y le hago saber que todo está bien. Entonces, empieza a caminar solo.”

Nasrudín

Lección

Las mareas internas: “El río siempre encuentra su camino”

—¿Sabes por qué me gusta el río Javier? —me decía Nasrudín, con esa mirada que siempre parece esconder una lección—. Porque aunque en la superficie parece quieto, por dentro nunca deja de moverse.

El río está vivo. Fluye sin descanso, suavemente, pero con la fuerza suficiente para mover piedras, abrirse camino entre la tierra e incluso las rocas y llevar el agua allí donde hace falta.

Nunca se detiene, pero tampoco tiene prisa por llegar.

Mientras hablaba, Nasrudín señalaba con un gesto al río cercano, como si quisiera que yo también viera lo que él veía.

—Mira su corriente —continuó—. No empuja las piedras, sino que más bien las acaricia; no busca abrirse paso a la fuerza, simplemente sigue su curso.

El agua no se pregunta a dónde va ni tampoco trata de controlar el camino, pero llega exactamente donde debe estar.

Así es como funciona el río, y así deberíamos funcionar nosotros.

Esta metáfora del río conecta perfectamente con lo que llamamos mareas internas en la Terapia Biodinámica Craneosacral. Son ritmos profundos que fluyen dentro y alrededor de nosotros, como un océano creador que lleva consigo la energía para mantenernos, repararnos y equilibrarnos.

Al conectar con estas mareas, el cuerpo encuentra su equilibrio natural, dejando atrás bloqueos y tensiones. Es como un río que pule las piedras sin esfuerzo, siguiendo su curso natural, sin luchar contra nada, pero logrando transformar todo a su paso.

“El río está vivo. Fluye sin descanso, suavemente, pero con la fuerza suficiente para mover piedras… No tiene prisa, pero siempre llega a su destino.”
Nasrudín

Lección

La paciencia en la sanación: “El té necesita tiempo”

“El té no se apura. Dale tiempo al agua para que abrace las hojas. La sanación también necesita tiempo.”
Nasrudín

—Una vez, que tenía mucha prisa, intenté hacer té en un instante. Puse las hojas en el agua, las saqué enseguida y me quejé de que no sabía a nada. Mi vecino, que es más sabio que yo, me dijo: “Nasrudín, el té no se apura. Dale tiempo al agua para que abrace las hojas”.

La sanación, como el té, necesita tiempo. A veces una sola sesión de Terapia Biodinámica Craneosacral puede traer un alivio significativo, pero lo más común es que los procesos profundos necesiten su tiempo, quizás nos lleven. varias sesiones. Piensa en las tensiones que llevas acumulando años o en los desafíos emocionales que te han marcado quizás desde tu infancia. La sanación no es un evento puntual, sino un proceso que se despliega con paciencia, como una taza de té que va revelando su sabor poco a poco.

Lección

Conclusión

La Sabiduría de Nasrudín aplicada a la Terapia Craneosacral

A través de las lecciones de Nasrudín, comprendemos cómo la Terapia Craneosacral no es un proceso forzado, sino uno suave, respetuoso y paciente. Al igual que el río, el té, el árbol y el burro, nuestro cuerpo tiene su propio ritmo y necesita el espacio y el respeto para sanar.

La Terapia Craneosacral puede ayudarte a liberar tensiones, restaurar el equilibrio natural y permitir que la sanación fluya sin necesidad de forzar nada.